Evolución del poblamiento ibérico y romano:
1) s. III a.C.; 2) ss. II-I a.C.; 3) ss. I-II d.C.
Enlace a la fuente: La Meseta de Requena - Utiel (Valencia) entre los siglos II a. C. y II d. C.: la romanización del territorio ibérico de Kelin (mupreva.org)
La presencia de los romanos en la Península derivó hacia un modelo económico tendente a un aumento de la producción en favor del Estado romano. El poblamiento, por tanto, tiende a concentrarse en el llano, en las tierras más fértiles; un paso de una economía de subsistencia a una centrada en la obtención de excedentes con los cuales poder pagar los tributos (Santos, 2015, 13 de Bonet y Ribera, 2003).
En resumen: antes de la llegada de los romanos el poblamiento era rural y en las alturas, y con la llegada de los romanos se inicia un fuerte cambio construyéndose ciudades y villae en el llano y cerca de los ríos y del mar, las que antes no abundaban, se abandonan muchos de los oppida, el poblamiento rural es mucho menos abundante y más pequeño en habitantes y en tamaño del asentamiento con la romanización.
El Mundo Íbero o la Época Ibérica la podemos clasificar en tres períodos: Ibérico Antiguo, Ibérico Pleno y Ibérico Final. Esta última etapa el Ibérico Final comienza en el 218 a. C. con la llegada de los romanos a Ampurias, y a partir de ese momento comienza la Segunda Guerra Púnica y con el triunfo de los romanos, comienzan los cambios en el poblamiento de las alturas al llano, se construyen ciudades, comienza el sistema de villae, y se abandonan ciudades íberas muy antiguas que hoy las conocemos como yacimientos arqueológicos como por ejemplo Sucro que inexplicablemente no fue reconstruida.
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