La idea central de la que parte la Carta del Riesgo del Patrimonio Cultural es la de determinar sistemas y procedimientos que permitan programar las intervenciones de mantenimiento y restauración de los bienes culturales. La Carta del Riesgo permite determinar rápidamente cuáles son los bienes culturales más expuestos a un peligro inminente de deterioro o de destrucción y constituye, por tanto, uno de los elementos clave para programar racionalmente las intervenciones de mantenimiento y restauración.
La Carta del Riesgo como instrumento de programación, estará a disposición de los órganos centrales de coordinación del Ministerio para los Bienes Culturales, para dirigir los flujos financieros a nivel nacional, pero podrá ser utilizado también para cada una de las Sobreintendencias para mantener en observación los monumentos de su competencia y ocuparse del mantenimiento de los mismos. La Carta del Riesgo constituirá, de todos modos, un instrumento útil para todas las administraciones territoriales (comunidades, diputaciones, ayuntamientos) que tienen competencia directa o indirecta sobre el patrimonio cultural.
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